Durante mi mes del Nanowrimo he visto como yo me quedaba atrapada en 5000 palabras sin lograr avanzar. Seguí todos los trucos que llegaron a mi alcance. Escribe el final, cambia de capitulo, no releas, no autocrítica, etc. Igualmente: estrepitoso fracaso.
Lo que más me paraliza es la sensación de que lo que escribo, ni siquiera yo me lo leería. Un cuento es fácil, tiene ritmo, no hay nada superfluo. Es imposible que sea aburrido. Sin embargo, una novela es otra historia, hay que rellenar y rellenar escenas con detalles, descripciones y situaciones.
Sobre todo en el Nanowrimo, que la cantidad de palabras a escribir es bastante grande.
Mi frustración se hace más notable, cuando la gente va indicando que su novela lleva 40.000, 50.000 palabras y que no saben como hacerla más breve, ¡que van solo por la mitad! y yo con mis 2 personajes y 4 escenas a punto de ser incineradas en la papelera virtual de mi Mac.
Igual tratar de hacerla en inglés no fue tan buena idea…igual no tener ni el más mínimo esquema antes de empezar tampoco ayudó mucho. Y si a eso le sumamos, viajes, visitas y un Q4 a todo gas (sí, la publicidad es lo que tiene en el ultimo trimestre del año se da todo) el resultado es Nano abandonado en el día 15.
Esto, por lo visto, es lo que se aprende en el primer año. Por supuesto, me presentaré el año que viene con las ideas más claras, el mes más despejado y la intención de acabar una novela, sin importarme el número de palabras. Solo quiero poner en plano mi historia y sentime orgullosa de ello.
Enhorabuena a todos los ganadores, ¡nos vemos el año que viene!
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