No me gusta que el tiempo que nos dediquemos sea el
residual, el que nos queda
libre después de vivir, de reir y vaciar
el día.
Ese espacio inútil, entre el sueño y el rondar en la cama.
Ese espacio inútil, entre el sueño y el rondar en la cama.
El que solo podemos emplear para lavarnos los dientes con
más cuidado,
O hacer la cama antes de acostarnos, en lugar de meternos
entre las sábanas arrugadas.
No me gusta, porque a esa hora estoy cansada, más sensible y soy consciente que de 24horas que tiene el día, yo solo merezco la última media hora: la que no exige sacrificio,
ni apenas ganas.
Madrid
Junio 2012
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