Lucía era perfecta,
una cajita de cristal
trasparente, clara,
perfecta.
Lucía tiene las manos listas
para cualquier cosa que haya que hacer,
siempre, siempre, siempre
empezando ella primero.
Siento que Lucía se rompe
y sigue yendo en cabeza.
Siento que está hueca
y no para de rellenar a los demás.
2010, Oviedo
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