A veces pienso que la felicidad es como el aire caliente, que sube hacia arriba y sé que yo siempre he flotado a bastantes palmos del suelo elevándome por encima de los demás. Mi padre en su día me compró una fina cuerda de hilo, uno de los cabos me lo ató al tobillo y el otro lo sujeto a la tierra, dijo "sueña lo que quieras, pero si no haces nada por ello, nada de lo que te imagines sucederá". Mi madre por su parte cada poco me ponía una pesa en el tobillo obligandome a bajar. Se que ella lo hacía por un buen motivo, que viera las cosas como ella las veía, lo que llaman tener los pies sobre la tierra. ¡Que soñar es cosa de niños!.
Poco a poco parece que el peso que finalmente no sólo mi madre, sino también todos aquellos "realistas" con los que convivo diariamente, han conseguido que baje. Supongo que todavía floto un poquito porque sigo escuchando en casa aquello de "cuando aprenderás que la vida no es lo que tu te crees" y entre mis colegas el típico "vives en el mundo de las golosinas". Y al bajar compruebo que es verdad, la felicidad vive arriba y va pegada a la palabra "sueños" y juntos otorgan el poder de la positividad porque ahora soy más realista, más pícara, más terrestre y menos feliz.
Por eso busco a alguien que tenga en su mano el dón de seguir flotando y la fuerza suficiente como para volverme a levantar, que aquí abajo me aburro y la vida sin colorines no tiene ni sentido, ni gracia.
Bueno bueno, de lo que se entera uno por Twitter. :) Me pasaría la vida flotando. Positivismo al poder!
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